Bienvenidos al Día número cinco de nuestro devocional basado en el Sermón del domingo pasado:

Salmo capitulo dieciséis versos del cinco al once: Oh Señor, porción de mi herencia, y mi copa, ¡tú sustentas mi destino! Los linderos me han tocado en lugar placentero; es hermosa la heredad que me ha tocado. Bendeciré al Señor, que me aconseja; aun en las noches me corrige mi conciencia. Al Señor he puesto siempre delante de mí; porque está a mi mano derecha no seré movido. Por tanto, se alegró mi corazón y se gozó mi lengua. También mi cuerpo descansará en seguridad. Pues no dejarás mi alma en el Seol ni permitirás que tu santo vea corrupción. Me mostrarás la senda de la vida. En tu presencia hay plenitud de gozo, delicias en tu diestra para siempre.

En un mundo lleno de placeres fugaces, nuestros corazones a menudo vagan en busca de satisfacción. Sin embargo, David declara con valentía: "No tengo bien fuera de ti." Este salmo nos recuerda que la verdadera y duradera alegría se encuentra en la presencia de Dios. Cuando somos tentados por la lujuria o cualquier otro placer temporal, podemos combatir esos deseos recordándonos los "placeres eternos" a la diestra de Dios.

Hoy, examina tu corazón. ¿Qué deseos contrapuestos están luchando por tu afecto? Pasa tiempo en la presencia de Dios, pidiéndole que realinee tus deseos con los Suyos. Que las palabras de David se conviertan en tu oración: "Me has hecho conocer los caminos de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo."