Dia 3 - Devocional Resumen del Sermon
Bienvenidos al dia 3 de nuestro devocional semanal basado en el sermon del Domingo pasado
1 Corintios 12:12-14, 27 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. V27 Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo y miembros suyos individualmente.
Como vimos el pasado domingo, así como nuestro Dios es santo y nos llama a ser santos, Él también es Uno y nos llama a ser uno. El Dios de la Biblia es un Dios trino, porque existe en perfecta comunidad como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Así como Dios es uno en Su naturaleza, Él llama a Su iglesia a reflejar esa misma unidad.
Aunque somos muchos miembros con diferentes dones, orígenes y roles, somos un solo cuerpo en Cristo. Nuestra unidad no se trata de ser iguales, sino de estar unidos en nuestra identidad compartida en Jesús. También significa que cada miembro está llamado a cumplir funciones específicas dentro del cuerpo, conforme a la multiforme gracia de Dios. Como dice Pablo en 1 Corintios 12:21, "El ojo no puede decir a la mano: “No tengo necesidad de ti;” ni tampoco la cabeza a los pies: “No tengo necesidad de ustedes.” Esto es un ejemplo de interdependencia, hemos sido llamados a depender los unos de los otros.
Así como la santidad es parte del ADN de Dios y se refleja en nosotros, también lo es la unidad. Cuando caminamos en unidad, mostramos la misma naturaleza de Dios al mundo. Jesús oró por esto en Juan 17:21, diciendo: "para que todos sean uno así como tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos lo sean en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste." Esto significa que cuando vivimos en unidad como hijos de Dios, esa unidad se convierte en un testimonio visible para el mundo del amor y poder de Dios.
Así que hoy, ora por la unidad de tu iglesia local y de la Iglesia global. Si hay divisiones o conflictos en tus relaciones con otros creyentes, da pasos hacia la reconciliación. Recuerda, nuestra unidad no se basa en uniformidad, sino en nuestra identidad compartida en Cristo.