Dia 1 - Devocional Resumen del Sermon
Bienvenidos al dia 1 de nuestro devocional semanal basado en el sermon del Domingo pasado
Mateo 22:34-40 Entonces los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se reunieron de común acuerdo. Uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó para probarle: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.
Como vimos este pasado domingo, aquí en Iglesia Familia en Cristo, existimos como testimonios vivientes del poder redentor de Dios para esparcir una pasión por Su supremacía en todas las cosas, buscando vivir para Su gloria en todo lo que hacemos. Y como cuerpo local de creyentes aquí en Columbus, GA, nuestro objetivo es cumplir con el propósito que Dios nos ha dado de tres maneras: amando al Padre, edificando la Familia y multiplicando la Familia.
Este fundamento moldea nuestra identidad—es nuestro ADN espiritual. Pero en el centro de todo esto está nuestro amor por el Padre. Jesús dejó claro que el mandamiento más grande es amar a Dios con todo nuestro ser. Todo lo que hacemos como iglesia debe fluir desde este amor.
Amar al Padre no se trata solo de asistir a la iglesia o seguir tradiciones religiosas—se trata de rendirle todo nuestro corazón. Y en Mateo 22, Jesús resumió toda la ley en dos mandamientos: amar a Dios y amar a las personas. Sin embargo, Jesús también dijo en Juan 14:15: "Si me aman, guardaran mis mandamientos.”
La declaración de Jesús en Juan 14:15 muestra que en Mateo 22 Él realmente estaba resumiendo toda la ley en un solo mandamiento: amar al Padre. ¿Por qué decimos esto? Lo decimos porque amar a las personas es la forma en la que amamos a Dios. Cuando Jesús establece que el segundo mandamiento es como el primero, está diciendo que si me amas, amarás lo que yo amo, y nuestro Dios ama a las personas. Jesús no separó el amor a Dios del amor a las personas.
Y esto es porque nuestra capacidad de amar proviene de Dios mismo, quien primero nos amó. A medida que crecemos en nuestra comprensión del inmenso amor de Dios por nosotros, demostrado a través del sacrificio de Cristo, somos capacitados para amar a los demás sacrificialmente.
Por esta razón, como lo explicaremos el próximo domingo, nuestro amor por el Padre debe naturalmente movernos a edificar la familia, mientras buscamos el crecimiento espiritual de unos a otros a través del discipulado intencional. Y luego, nuestro amor por el Padre inevitablemente producirá un amor por los perdidos, mientras buscamos multiplicar la familia llamando a todos los pródigos de regreso al Padre mediante la proclamación del poderoso mensaje del Evangelio.
Así que hoy, reflexiona sobre cómo el amor de Dios ha transformado tu vida. Pregúntate, ¿estoy amando al Padre con todo mi corazón, alma y mente? ¿Mi amor por Dios se desborda en amor por los demás? Y, ¿cómo puedes demostrar ese amor a alguien en tu esfera de influencia? Recuerda las palabras de 1 Juan 4:12 “Nadie ha visto jamás a Dios, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre nosotros y entre nosotros su amor se ha manifestado plenamente.” En otras palabras Dios se hace visible cuando caminamos en obediencia amando a los demas.